Ya no quedan miradas, huyeron los besos.
Sólo nubes negras y éste inmenso silencio,que hiere, que duele y se plasma en la sangre,
sucumben mis huesos...
La inercia desploma mi cuerpo,
caigo despacio en ese vacío,
me quedo sin armas para vencer el miedo.
Se condensan mis lágrimas en la piel del olvido,
y su sal me recuerda que ya no te tengo.
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